El 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer. Un día en el que todos los municipios de la Mancomunidad de l’Alcoià y el Comtat nos unimos para luchar por una igualdad real y de oportunidades entre mujeres y hombres. Porque es nuestro momento de alzar la voz y de reivindicar una mejora laboral, económica, educativa y social entre sexos.
Las vidas de las mujeres siguen marcadas por las desigualdades y discriminaciones, por el machismo, por procesos de exclusión derivados de nuestros empleos, por brechas de género en los salarios y las pensiones, y por la no corresponsabilidad entre hombres y mujeres en el ámbito familiar. Las mujeres estamos cansadas de que no se nos escuche, de que se abuse de nosotras y de que la sociedad nos criminalice y culpabilice.
Vivimos en una sociedad en la que a las mujeres nos dicen cómo debemos comportarnos, cómo y con qué jugar, qué estudiar y cómo vestir… nos manejan como marionetas. Una sociedad en la que la violencia de género está al orden del día llevándose a víctimas inocentes todos los meses. Y lo peor es que no siempre somos capaces de verlo, porque esta violencia no es algo singular o anecdótico: nos afecta a todos y a todas.
Como base principal, la educación debe ser una herramienta de cambio para conseguir construir una sociedad más justa, libre de discursos opresores y de acoso en las aulas para así aprender a construir relaciones basadas en el respeto y el buen trato para compartir la vida, la sexualidad y el mundo en igualdad.
En nuestra voz está la obligación de luchar por todas aquellas personas que ya no pueden hacerlo, sin importar su edad, etnia o procedencia y para conseguir conquistar el futuro desde el deseo de garantizar una vida con derechos para todas las personas.
Este día es un homenaje para aquellas mujeres que han luchado y luchan día a día por alcanzar una realidad en la que todas las personas gocen de los mismos derechos y oportunidades, y formen parte de una sociedad justa y equilibrada.
Por todo esto, las mujeres tomamos las calles y denunciamos estas desigualdades, ya que somos las perjudicadas. Porque es necesario que luchemos por ser mujeres autónomas, independientes, dueñas y protagonistas de nuestras propias vidas. Luchemos por ser mujeres responsables, seguras y sin complejos, sepamos amarnos, respetarnos y desarrollar una autoestima saludable que se convierta en el pilar que sostenga nuestra existencia. Y, sobre todo, sin miedo. Porque todo es posible luchando por una educación en igualdad, sin estereotipos ni roles de género, que acabará por erradicar la violencia machista, homófoba y xenófoba.
Por ti, mujer que sueñas, que superas desafíos, trabajas día a día por construir un mundo mejor y sigues adelante sin rendirte. Porque si paramos nosotras, el mundo se para. Somos millones de mujeres dispuestas a conseguir la igualdad y vamos a por todas, porque nada ni nadie no los va a impedir.
Este manifiesto es un alegato para hacer entender a la sociedad que las mujeres somos dueñas de nuestras vidas y de nuestros cuerpos. Somos libres y nadie nos puede hacer creer lo contrario. Porque el destino es la libertad y el camino, la igualdad. Todas las personas tenemos derecho a vivir una vida libre de acoso y de violencia, y nos merecemos el respeto de todo el mundo sin tener que ganárnoslo, solo por nuestra condición de personas.
Por ello, el 8 de marzo significa igualdad, respeto y unión. Unimos esfuerzos en la lucha para lograr que la igualdad sea real y efectiva; una lucha que no es solo de las mujeres, sino del conjunto de la sociedad.